Carmen Torronteras de la Cuadra:
EN EL PAÍSDE LOS SUEÑOS.Cuando era adolescente ...: EN EL PAÍS DE LOS SUEÑOS. Cuando era adolescente alguien me dijo que debía estudiar lo que me proporcionara dinero para vivir. En m...
Carmen Torronteras de la Cuadra
domingo, 28 de febrero de 2016
viernes, 18 de septiembre de 2015

El advenimiento de las sombras.
Para alguien acostumbrado a la
luz del Sol, a días cálidos e interminables, la llegada del otoño supone el
advenimiento de un tiempo de sombras, de anocheceres precipitados. El 22 o 23 de
Septiembre, el Sol, transita por el Ecuador y ese día las horas del día y la
noche son equiparables. En el hemisferio Norte, en España, es la llegada del
equinoccio de Otoño, el equinoccio de primavera en los países hispanoamericanos
del hemisferio Sur. Para los que hemos nacido en lugares alimentados por la luz
y somos amantes de ella, las sombras del otoño, provocan en nuestro ánimo una
cierta sensación de aplomo, y en nuestras pupilas, la añoranza por aquellos
días de Febrero en los que la luz comienza a superar la oscuridad invernal.
Para los que amamos los largos y cálidos días de primavera que dan señales de
estar cercanos a finales de Febrero, para los que amamos esa explosión de luz primaveral
desde Marzo a Junio, unida a olores de azahar y dama de noche de las calles de
Sevilla, para los que tenemos la luz del Sol metida en la memoria de cada una
de nuestras células, de nuestro ser, las sombras del otoño son como una caída hasta
el precipicio de los días de lluvia, hasta las tarde que anochecen antes de lo
que desearíamos, no sólo por los efectos del cambio de estación, sino también,
por los cambios horarios impuestos por las autoridades bajo excusa de un
supuesto ahorro energético.
A los que transitamos
melancólicos por las cortas tardes otoñales suspirando una puesta de Sol cada
día más tardía, sólo nos quedará ilusionarnos con la proximidad de la Navidad,
de las luces en las calles, de las celebraciones familiares con las que damos
un empujón final al año viejo para dar inicio a nuevas ilusiones, a trescientos
sesenta y cinco atardeceres venideros y a una nueva estación más benevolente.
Eso añoramos los hijos de la luz.
Carmen torronteras de la cuadra.
jueves, 20 de agosto de 2015
FLAMENCO. EN TIERRA EXTRAÑA.
FLAMENCO. EN TIERRA EXTRAÑA.
Entre el 8 y el 20 de
Septiembre se celebra el ciclo “Septiembre es Flamenco” que
forma parte de la Bienal de Flamenco de Sevilla, punto de referencia
internacional de esta forma de expresión andaluza a la que la Unesco ha venido
a calificar como Patrimonio de la Humanidad en dos mil diez. Agradecemos que
tal institución fije su interés por lo que forma parte de nuestro acervo
histórico, por nuestra forma más jonda (no honda) de expresar infinitos matices
en los sentimientos, desde la alegría al llanto, a través del baile, del cante
o con el toque de un instrumento. Aunque haya quien lo ha redescubierto
siguiendo el reconocimiento de la Unesco, en Andalucía, siempre se respiró en Flamenco,
cualquier andaluz, aparentemente profano en la matería, lleva silente ese gen
jondo y profundo, agazapado, a la espera de salir con el toque de una guitarra.
La sangre nos delata. La grandeza del Flamenco es la de las cosas sencillas y
sin pretensiones porque lo que presume de grandeza suele estar vació y ser
artificioso. El Flamenco es una de las señas de identidad de España, usándose como
lucrativo reclamo turístico por quienes nada tienen que ver con la cultura o la
antiquísima historia de Andalucía. ¡Poderoso señor es don dinero!. En su propia
tierra, el Flamenco y sus artistas, no siempre son valorados, ni tampoco
siempre lo fueron. Cuando en 1847 la reina Isabel II concede la explotación de una
de las dos ferias de ganado de la ciudad, en concreto la de Abril, a los
foráneos Narciso Bonaplata y José María Ibarra (a los que la historia mal
contada atribuye el incierto honor de inventar la Fería de Abril) para explotar
la magnífica feria de ganado, los naturales de Sevilla convierten aquel enriquecedor
negocio del Prado de San Sebastián en mucho más que un lugar de transacciones cuando
la inundan de sus bailes y cantes, desarrollando una popular modalidad del
Flamenco, procedente de la seguidilla: el cante y baile por sevillana, a los
que los organizadores de dicha feria ganadera, escandalizados por tanta
expresión popular, llegaran a restringir en favor de otros bailes procedentes
de Europa como valses y mazurcas…. Las expresiones flamencas pasaron a los
cafés cantantes y los colmaos pero las clases más altas y los europeizantes lo
siguen mirando por encima del hombro, como a una expresión inculta e ignorante,
aunque divertida. Lo autóctono siempre resultaba de poca consideración frente a
lo foráneo y mucho no ha cambiado la historia, aunque parezca que sí. Muchos de
nuestros artistas viajan fuera para poder vivir dentro y en las escuelas no se
enseñan las raíces de nuestra música, ni el baile ni el cante aunque se admire
desde la Unesco. Ninguna autoridad andaluza se desgarra las vestiduras si un
importante centro cultural como La Peña Flamenca Torres Macarena se cierra por
orden gubernativa. Las peñas son las transmisoras del Flamenco de una
generación a otra, las que acunan este Arte para que no muera, los pilares, y ésta,
en concreto, es un importante enclave, germen de la Bienal de Sevilla pero, aún
así, desde el gobierno andaluz y desde el Ayuntamiento de Sevilla se la trata con
el desprecio de lo no valorado. Como si estuvieran en tierra extraña.
Carmen
torronteras de la Cuadra.
sábado, 15 de agosto de 2015
EN EL PAÍS
DE LOS SUEÑOS.
Cuando era adolescente alguien me dijo que debía estudiar lo
que me proporcionara dinero para vivir. En mí estaba seguir mis sueños o
mantenerme en el camino seguro. Con el paso del tiempo comprendí que la
realización del ser humano pasa por sentir que en su vida la lucha ha sido
constante para la consecución del éxito y, éste, no es, ni más ni menos, que la
obtención de una meta que se alimenta de lucha constante, del consabido
sacrificio de cuanto merece la pena, de una fe inquebrantable y de la seguridad
necesaria de superar los escollos que prueban nuestra determinación una y otra
vez. Ese es el camino que conduce al país de los sueños donde reina el éxito,
tan personal como individuos haya. Para unos el éxito se disfraza de familia,
para otros, se consigue al levantar una empresa, para otros tantos, se traduciría
en conseguir un mágico invento, mientras, para otros tantos, el éxito, se
identifica con expresar la belleza a través del lenguaje artístico.
En cualquier caso, quien luche sin desfallecer hasta
conseguirlo, no sólo alcanza el país de sus sueños sino que, para los afines a
su éxito, el mundo será un poco más luminoso, un faro al que seguir por los que
aún están a ciegas, sin atreverse a perseguir el éxito propio. A todos cuantos
van a la búsqueda, ¡enhorabuena!, por convertir el mundo en tierra de soñadores
que nunca tuvieron que arrepentirse de no haber luchado, que nunca tendrán que
arrepentirse por cuanto dejaron de hacer.
Carmen torronteras de la cuadra.
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